lunes, 4 de abril de 2011

▲TN




http://www.flickr.com/photos/atnio/

††††††




keep calm and grow a mustache


keep calm and grow a mustache

Aquí otra de mis fotos favoritas, (también ha sido publicada en mil lados, sin permiso, claro)

▲TN




▲TN

Bueno, pues una de mis imágenes de mayor éxito (y de las que más me gustan) que se han publicado por mil sitios. Espero que os guste ! :)
Aquí la podéis ver mejor http://www.flickr.com/photos/atnio/

▲TN



Se le declaró en la costa,

y en la playa fue la boda.

Su larga luna de miel
en la isla de Capri fue

Para la cena el mesero
les puso un solo platillo:
un gran caldo de mariscos.
La novia pidió un deseo.
Y el deseo se realizó.
Dio al fin a luz un bebé.
Pero éste ¿era humano o no?
Bueno, quizá. Tal vez.
Diez dedos en pies y manos,
y demás órganos sanos.
Podía sentir y escuchar.
Pero ¿normal? No, ni hablar.
Este engendro antinatura,
Este cáncer indecente,
Era la imagen viviente
de toda su desventura.
Ella se quejó al doctor:
“No es hilo de mi madeja.
¿De donde sacó ese hedor
a salmuera, pez y almeja?”
“Y ha sido usted afortunada.
Yo la semana pasada,
trate a una niña con pico
y tres orejas. ¿Me explico?
Si es mitad ostra su niño,
búsquese a otro a quien culpar.
-Y añadió con cierto guiño -
¿Se ha puesto a considerar
una casita en el mar?”
No sabían como llamarlo.
A veces le decían Carlo
y a veces -con voz perpleja-
“eso que parece almeja”.
Encogido el corazón,
Ninguno en verdad sabía
si el chico ostra algún día
rompería el caparazón.
Los cuatrillizos Montalvo
cierta vez se lo toparon.
Le espetaron un “¡Bivalvo!”
y enseguida se escaparon.
Una tarde en que llovía,
Carlo se sentó en la calle.
Y miró arremolinarse
el agua en la alcantarilla
Aparcada en la cuneta,
conmovida y afligida,
su madre daba salida
a su congoja secreta.
Ya se habían acostado
una noche, y ella dijo:
“Cariño, huele a pescado
y yo creo que es nuestro hijo.
Y aunque dicen que una dama
debe callarse esas cosas,
me parece que le endosas
tus problemas en  la cama.”
El probó cuanta loción
pudo hallar en el mercado.
Tenía el cuerpo colorado
y comezón, comezón.
Y de rascar y rascar
la piel le empezó a sangrar
El doctor, tras una pausa, 
dijo: “El remedio a su mal 
podría ser su misma causa. 
Las ostras, como sabéis, 
dan gran potencia sexual. 
Supongo que si os coméis 
a vuestro niño podréis 
saciar el ansia carnal.
Se acerco muy de puntitas, 
muy a oscuras y en celada, 
porque no notara nada 
quien le daba tantas cuitas.
Y en voz muy baja le dijo: 
“Carlo queridísimo, hijo: 
no quisiera interferir 
ni causarte desconsuelo. 
Pero ¿has pensado en el cielo, 
o te has querido morir?”
Carlo parpadeo al oírlo 
pero no le dijo nada.
Su papi apretó el cuchillo 
y se aflojó la corbata.
Cuando lo levantó en vilo, 
Carlo le mojó el abrigo. 
Y en su boca ya la valva, 
se escurrió  por su garganta.
En la costa lo enterraron, 
en la arena, junto al mar.
Una oración murmuraron 
y se fueron a cenar.
Una cruz que daba pena 
marcaba su sepultura 
y unas letras en la arena 
prometían vida futura.
Pero al subir la marea 
una ola grande y fea 
borró sin pena ni gloria 
para siempre su memoria.
De regreso en el hogar, 
él se le empezó a acercar.
Le besó y le dijo: “Bella, 
hagamos otra faena.”
“Pero esta vez –susurró ella- 
pidamos que sea una nena.”

La melancólica muerte de Chico Ostra, por Tim Burton. Uno de mis libros preferidos.
Podéis ver la foto aquí  http://www.flickr.com/photos/atnio/

▲TN



Todas las fotos en http://www.flickr.com/photos/atnio/
Esta sesión tiene muchísimo tiempo, no obstante es una de mis preferidas.
Agrego la canción XXI, de supersubmarina http://www.youtube.com/watch?v=VVuniQK-RO4